La tendinopatía es una desestructuración y desorganización de los componentes del tendón, debido a un cambio en la carga a la que sometemos a dicho tendón, ya sea por un aumento repentino o por la aplicación de la misma, después de un largo periodo de inactividad. La presencia de células inflamatorias no lo convierte en una patología inflamatoria. El tendón no se inflama, se engrosa como consecuencia del aumento de células tendinosas y otros componentes, que tratan de estabilizar el proceso patológico1.
Tras este cambio en la carga el tendón pasará por tres fases diferentes: tendinopatía reactiva, desestructurada y degenerativa. Las dos primeras serán reversibles, siempre y cuando, se coja a tiempo y se aplique el tratamiento correcto, controlando las cargas sobre dicho tendón. Una vez que el tendón entre en la tercera fase, no podrá volver a su estado inicial, lo que no le convierte en un tendón incapaz de soportar cargas2
TENDINOPATÍA LATERAL DE CODO
La tendinopatía lateral de codo (TLC), es una de las lesiones musculoesqueléticas más prevalentes (1-3% de la población) y ocurre con mayor frecuencia durante la 4ª y 5ª década de la vida. Se caracteriza por dolor localizado en el epicóndilo lateral o en el epicóndilo medial, en el caso de la tendinopatía medial de codo (TMC), donde se originan los músculos extensores y flexores, respectivamente, de muñeca y dedos. Suele ser causada por movimientos repetitivos que implican extensión y supinación (TLC) o flexión y pronación (TMC); o por cambios repentinos de la carga a la que sometemos a nuestro tendón3,4. El dolor aparecerá con estos movimientos y se observará una disminución de la fuerza de agarre. Los músculos más afectados son, el extensor radial largo del carpo y el extensor radial corto del carpo, en la TLC y el pronador redondo y flexor largo del carpo en la TMC. El tratamiento en ambos casos debe ir dirigido a restaurar la movilidad de la articulación y mejorar la capacidad del tendón de tolerar cargas5,6.
TRATAMIENTO DE TENDINOPATÍA LATERAL DE CODO
El ejercicio es la intervención terapéutica con más evidencia y la única que genera cambios en el tendón, cuyo objetivo es aumentar la tolerancia a la carga. No obstante, el ejercicio no va a modificar la estructura del tendón, pero sí la función y la capacidad de tolerar dichas cargas. Para ello es necesario progresar con el ejercicio, aumentando las dosis de carga, dentro de lo tolerable para el paciente. Cuando hablamos de tolerancia, se hace referencia a una carga que despierte un dolor leve, soportable para el paciente y, que no empeore la sintomatología las 24 horas después de aplicarla.
- En etapas iniciales, se recomienda empezar con el ejercicio isométrico, cuyo objetivo es controlar el dolor (analgesia). Se realizará en un rango de movimiento en el que podamos tolerar la carga más alta. La isometría deberá mantenerse durante un mínimo de 30 segundos, unas 5 veces, con descansos de 2 minutos y un par de veces al día.
Con codo y antebrazo apoyado y la muñeca sin apoyar, cogemos una mancuerna o una banda elástica (el otro extremo de la banda lo pisamos con el pie) y, partiendo de una leve flexión dorsal de muñeca, mantenemos durante 30 segundos. *el peso de la mancuerna o la tensión de la banda tienen que ser lo suficientemente altas como para despertar un dolor leve, siempre soportable.
- Cuando haya menos dolor realizando los isométricos, se podrán aplicar los ejercicios isotónicos, que cuentan con una fase excéntrica y una concéntrica.
En la misma posición que los isométricos, se realizarán subidas y bajas controladas. La bajada sería la fase excéntrica, que debe durar entre 3”-6” y la subida sería la fase concéntrica que debe durar 3”. No se debe parar entre fase y fase, tiene que ser un movimiento continuado. Se recomiendan cuatro series de entre 6-15 repeticiones (depende de la capacidad de cada uno). Estos ejercicios se realizarán en días alternos, respetando la recuperación que necesita el tendón.
- Cuando todos los ejercicios anteriores se hagan con un dolor mínimo o, incluso, sin dolor, podremos introducir ejercicios de almacenamiento y liberación de energía, que sustituirán a los isotónicos, pero no a los isométricos, que son recomendables, previos a cualquier ejercicio de alta intensidad. En esta fase se aumenta la velocidad y se incluyen movimientos de otras articulaciones, como la rotación externa del hombro.
Con el codo apoyado sobre una superficie más elevada, cogemos con una mano el extremo de una banda elástica, pisando con el pie el otro extremo y, partiendo de una leve flexión dorsal de muñeca, realizamos una rotación externa de hombro, es decir, llevamos el brazo hacia atrás, sin despegar el codo de la superficie, y volvemos7.
Todos estos ejercicios deben realizarse también, con la extremidad contralateral, para generar cambios a nivel del sistema nervioso y acelerar la recuperación del lado afectado7.
No es incorrecto que, el reposo que suele recomendarse en esta patología, vaya a mejorar la clínica, al fin y al cabo, la sintomatología es dependiente de la carga a la que sometamos a nuestro tendón, de tal manera que, si no le sometemos a ninguna carga, el tendón no duele. Pero… ¿Qué ocurrirá cuando creamos que estamos mejor y comencemos con la actividad? El tendón, que ha estado inactivo, no estará preparado para tolerar la carga que le apliquemos, y volverá el dolor.
Entonces…
Una buena alternativa al reposo, son los ejercicios isométricos, cuya evidencia científica dice que reducen el dolor, permitiéndonos avanzar y progresar con la carga y así, ir introduciendo ejercicios de mayor intensidad y velocidad.