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El entrenamiento de fuerza en niños y adolescentes ha sido un tema que ha generado gran controversia en cuanto a tipo de entrenamiento, volumen o duración, además de numerosas dudas en cuanto a su efecto sobre esta población (Vrijens, 1978).

MITOS SOBRE EL ENTRENAMIENTO DE FUERZA EN NIÑOS

1. Con el entrenamiento de fuerza el niño no va a crecer

No hay evidencias que digan que el entrenamiento de fuerza frene o entorpezca el crecimiento del niño. Todo lo contrario, y es que según Lloyd (2014), no hay evidencia científica de que la participación en un programa de entrenamiento de fuerza supervisado detendrá el crecimiento de los niños o dañará las placas de crecimiento en desarrollo.

2. El trabajo de fuerza va a llevar al aumento de lesiones en el niño

Durante muchos años el entrenamiento de fuerza estuvo contraindicado en niños por la idea del tejido muscular no desarrollado, posibles consecuencias negativas para el crecimiento de los huesos y riesgo de lesiones (Chicharro, 2016). Pero con el paso del tiempo, se ha ido investigando más sobre este tema y a partir del estudio de la NSCA (1985), se han encontrado posibles beneficios sobre el dominio de las habilidades motoras y contribución positiva sobre otras capacidades.

En este aspecto, se puede decir que el riesgo de lesión en niños y adultos es el mismo, aunque es cierto que los niños están en una edad más susceptible de padecer determinados tipos de lesiones por sobrecarga de los tejidos blandos de músculos, tendones y ligamentos, fácilmente evitables siguiendo las recomendaciones adecuadas (Lacaba, 2012). Además, se ha visto que la realización de un programa de fuerza adecuado induce a mejoras en la salud ósea y la composición corporal, además de ser altamente efectivo ante la prevención de posibles lesiones, sobre todo en el ámbito deportivo (Faigenbaum et al., 2009).

Según Lloyd y colaboradores (2014), existe una necesidad de supervisión y prescripción de este tipo de entrenamiento por parte de un profesional, siendo clave de cara a la eficacia de los programas de entrenamiento, puesto que primar la seguridad física de los jóvenes es necesario para la mejora de la salud y rendimiento.

En cuanto a la prescripción del entrenamiento, existen varios aspectos a tener en cuenta, como el volumen de trabajo o la intensidad entre otras cosas. Dada la disparidad de metodologías con diferentes tipos de ejercicios, parece no existir un modelo idóneo de entrenamiento, aunque todas coinciden en que se deberá tener en consideración la dosis de entrenamiento, siendo este un aspecto importante para producir el efecto deseado (Lesinski et al., 2016). Programas ente 8 y 20 semanas de entrenamiento de fuerza en niños presentan aumentos de hasta un 30 % de fuerza. Estas ganancias son iguales o mayores en preadolescentes que en adolescentes y sin diferencias de sexo, al menos en preadolescentes (Faigenbaum et al., 2009). Además, como señala Gonzalo y colaboradores en 2010, sería adecuado trabajar siempre todos los grandes grupos musculares antes de hacerlo sobre los músculos más pequeños. Por lo tanto, debe primar el trabajo global, frente al analítico.

En cuanto a la forma de trabajar la fuerza en niños, las autocargas y los diferentes deportes por parejas o en grupo son el método más natural para ganar fuerza en el niño. En este sentido, teniendo en cuenta que es difícil encontrar gimnasios con máquinas adaptadas a niños, el uso de materiales como gomas elásticas, fitball, balones medicinales, superficies inestables o mecanismos deslizantes pueden suponer un modo de sobrecarga divertido y motivante para el niño, aunque en este caso, controlar la intensidad a la que estamos trabajando en cuanto a valores porcentuales es algo más complicado (Lacaba, 2012).

Por lo tanto como resumen, podemos decir que el entrenamiento de fuerza en niños es ideal por muchos aspectos, entre ellos que no se frena el crecimiento y no genera más lesiones sino que ayuda a prevenirlas, además es totalmente aconsejable para niños con sobrepeso, recordando que es vital que el joven asimile primero la técnica de forma correcta y nunca superar el 40-50 % de 1RM (Gonzalo y colaboradores, 2010).

[author] [author_image timthumb=’on’][/author_image] [author_info]1.Behm, D. G., Faigenbaum, A. D., Falk, B., & Klentrou, P. (2008). Canadian Society for Exercise Physiology position paper: resistance training in children and adolescents. Applied physiology, nutrition, and metabolism = Physiologie appliquee, nutrition et metabolisme, 33(3), 547–561.

2.Bushman, B. A. (2017). Complete guide to fitness & health. Second edition. Champaign, IL: Human Kinetics.

3.Faigenbaum, A. D., Kraemer, W. J., Blimkie, C. J., Jeffreys, I., Micheli, L. J., Nitka, M., & Rowland, T. W. (2009). Youth resistance training: updated position statement paper from the national strength and conditioning association. Journal of strength and conditioning research, 23(5 Suppl), S60–S79.

4.Gonzalo, I., y Benito, P. (2010). Entrenamiento sobre superficies inestables. In N. F. (ed.) Entrenamiento deportivo. Fundamentos y aplicaciones en diferentes deportes. (pp. 141-154). Madrid: Panamericana. Recuperado de Lacaba, R. (2012). El entrenador personal. Madrid.

5.Lacaba, R. (2012). El entrenador personal. Madrid.

6.Lesinski, M., Prieske, O., & Granacher, U. (2016). Effects and dose-response relationships of resistance training on physical performance in youth athletes: a systematic review and meta-analysis. British journal of sports medicine, 50(13), 781–795.

7.Lloyd, R. S., Faigenbaum, A. D., Stone, M. H., Oliver, J. L., Jeffreys, I., Moody, J. A., Brewer, C., Pierce, K. C., McCambridge, T. M., Howard, R., Herrington, L., Hainline, B., Micheli, L. J., Jaques, R., Kraemer, W. J., McBride, M. G., Best, T. M., Chu, D. A., Alvar, B. A., & Myer, G. D. (2014). Position statement on youth resistance training: the 2014 International Consensus. British journal of sports medicine, 48(7), 498–505.

8.National Strength and Conditioning Association (1985). Position paper on prepubescent strength training. National Strength and Conditioning Association Journal, 7, 27–31.

9.Peña, G., Heredia, J. R., Lloret, C., Martín, M., & Da Silva-Grigoletto, M. E. (2016). Introduction to strength training at early age: A review. Revista Andaluza de Medicina Del Deporte, 9(1), 41–49.

10.Vrijens, D. (1978). Muscle strength development in the pre-pubescent and post-pubescent age. Medicine and Science in Sports, 11, 152-158[/author_info] [/author]

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